viernes, 31 de diciembre de 2010

A medio camino

Decías hace un año que no conocías el camino que se abría bajo tus pies, pero que veías con nitidez el destino. En aquel momento, te situabas a medio camino de este viaje que emprendimos hace ya tiempo.

Hoy no estoy segura de que hayas alcanzado ese destino que imaginabas. Desde luego, hemos caminado un largo trecho, una travesía que en algunos tramos hemos disfrutado de la mano y en otros ha resultado ser un páramo frío y desangelado, de pesadilla.

No es tan fácil. Sé que yo camino más deprisa, pero ese es mi paso natural. Ir a otro ritmo supone para mí ir forzada. Y una cosa es entenderlo con la mente, y otra caminar a esa marcha que me desgasta el corazón.

Hoy soy yo la que se siente a medio camino, a pesar de todo el trayecto recorrido. Hoy soy yo la que ve lejos, no esta casa, sino este hogar. Y me siento cansada. Y dolorida de andar al paso de otros. Y derrotada por este dolor viejo que se empeña en anegarme la garganta con su sabor amargo.

No sé dónde estaré dentro de un año. No sé si habré llegado por fin a mi destino. Pero no tengo miedo. No tengo miedo del futuro, ni de mí.

De lo que tengo miedo es de tu miedo.

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miércoles, 29 de diciembre de 2010

Miss you more than words can say

Te echo de menos.

Echo de menos tus palabras. Conversar. Despertarte por las mañanas con un beso y un susurro, y calentar la leche antes de que bajes a desayunar. Preguntarte cuando vuelves que qué tal en el trabajo. Contarte yo cómo me ha ido. Que enciendas la chimenea y prepares algo para cenar.

No me llega ningún sonido. Todo está tan en silencio, tan quieto, que yo también me voy volviendo silencio y vacío, poco a poco.

Y por eso me doy cuenta de que te echo de menos, y lo peor es que también a ella.

También a ella...

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martes, 28 de diciembre de 2010

Miss you more than words

Te echo de menos.

Podría intentar no hacerlo. Podría llenar todas mis horas de trabajo, libros, amigos, compras... y podría fingir que estoy muy bien sin ti, que no pasa nada, que son solo unos pocos días. Algunos ratos podría incluso llegar a creérmelo.

Pero, ¿de qué me serviría?

Si al fin y al cabo la verdad es que te echo de menos...

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lunes, 27 de diciembre de 2010

Miss you more


Te echo de menos.

De esa manera suave y continua en que se echa de menos a quien va a volver.

De esa manera que va calando en los minutos que pasan mientras ocupo mi mente en lo que no es importante. El teléfono del trabajo, la compra de última hora, la clase de Pilates...

De esa manera en la que estoy pero no del todo, en la que las horas no están llenas, como si todo lo que me rodea se hubiera quedado un poco tibio, un poco insípido, un poco gris.

De esa manera en la que no consigo entrar en calor...

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domingo, 26 de diciembre de 2010

Miss you

Te echo de menos.

De esa manera suave y continua en que se echa de menos a quien va a volver.

Pero de esa forma en que echar de menos duele porque la rutina no es definitiva. Porque todavía despertarnos en la misma cama nos sabe a logro aunque no todos sepan que lo hacemos.

De esa forma en la que las horas están llenas de horas de silencio, de ese silencio que me recuerda que esta rutina no es la que yo quiero.


Yo quiero la siguiente, la que ya no contenga secretos, la que también dependa de mí. Esa en la que ya no tenga que echarte de menos...


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viernes, 24 de diciembre de 2010

Nochebuena

Por debajo de todos los ritos que cumplimos en estas fechas encuentro el motivo íntimo de la suave sensación de bienestar que casi siempre he tenido en Navidad. Quizá sea el recuerdo de esas Navidades con días de fiesta, con tíos, primos y abuelos y con Reyes Magos que se habían leído nuestra carta. Puede que tenga que ver también el cambio de estación y el progresivo aumento de horas de luz en los días que vienen. También son momentos para acordarnos con un poco de nostalgia de los que no pueden estar ya con nosotros.

En cualquier caso, me gusta la Navidad. Me gusta porque estoy con mi familia todo el año y no solo estos días. Me gusta porque los amigos se dan besos para felicitarse las fiestas y me gusta porque en unos pocos días iré a ver la Cabalgata y les daré a sus Majestades las gracias por haberme traído el regalo que pedí sin haber esperado a la mañana de Reyes.

Feliz Navidad a todos.


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lunes, 20 de diciembre de 2010

Aroma

Hay algo en el aire que tiene un curioso olor entre nuevo y previsto, como a cambio de fase. A calendario a punto de estrenarse. Es todavía sutil y casi no se distingue, pero poco a poco va formando su propio abanico de matices que lo separa de los aromas que ya nos sabemos.

Puede que sea el nuevo año y que simplemente yo quiera que huela diferente para dejar de caminar, aunque ahora ya lo haga por el jardín de nuestra casa. Puede que sea yo la que esté cambiando percibiendo como distintas las cosas que veo o siento todos los días. Puede que, al fin y al cabo, quiera que todo termine para empezar otra vez, pero sobre una hoja no en blanco pero casi, con la misma sensación con la que estrenábamos cuadernos nuevos al empezar el curso cuando éramos pequeños.

O puede que lo que perciba sea una simple expectativa y me dé de bruces con los hechos cuando ésta no se cumpla. No me importa, prefiero equivocarme a esperar con la mente en blanco. Prefiero las noticias a quemarropa al silencio por si acaso. No quiero la seguridad de la tierra donde unas raíces como las mías se entierren y mueran.

Porque esta vez sería culpa mía.

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jueves, 16 de diciembre de 2010

La Alhambra de Granada

Solo el agua que está en calma puede reflejar una imagen nítida de lo que tiene alrededor. Pero el agua que está en calma puede llegar a estancarse, dejar de ser transparente, morir y matar la vida que contiene, aunque consiga la ilusión de seguir creando su reflejo perfecto.

El agua de una corriente no refleja su entorno y, aunque siempre está fresca y viva, no descansa, no da tregua. Hay que luchar contra ella para mantenerse en el sitio, y eso es agotador.

Existe un lugar en el que un estanque crea un perfecto reflejo del patio que lo alberga, igual que un espejo pulido. Sin embargo, en sus extremos los hábiles constructores colocaron dos fuentes de mármol de tal forma que proporcionan agua fresca al estanque sin crear ni las más pequeñas ondas en su superficie.

Yo no aspiro a tanta perfección, pero sí me gustaría ser capaz de reflejar nuestro cielo despejado, nuestra casa color arena, nuestra luz en el jardín y nuestras conversaciones en días tranquilos y azules, en una fluída rutina a la que encontremos la forma de refrescar constantemente sin crear corrientes como esas que todavía me sacuden sin avisar.

Esas que alteran el reflejo hasta que ya no consigo verlo.

Malditas.

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lunes, 13 de diciembre de 2010

Olvido

A veces miro cómo duermes en el momento justo del amanecer y pienso en todos los amaneceres que estuviste lejos.
En cómo habría sido si yo no me hubiera perdido en el ruido mezclado de mi interior y el mundo.
En qué habría pasado si no me hubieras escrito aquellas cartas o si yo te hubiera llorado a tiempo de no haberte perdido.

Ya sé que pensar en ello es inútil.

Pero no sé cómo puedo explicarte lo ajena que me es tu vida ahora que estás en la mía. Lo cercanos que tengo los recuerdos tan lejanos. El hueco que deja lo que no ha tenido lugar.

Cómo podría enseñarte el abismo que a veces nos separa, tan grande por lo cerca que volvemos a estar el uno del otro y lo lejos que estuvimos después de estar tan cerca.

El daño que todavía hacen las palabras que no nos dijimos...





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Demasiado ruido

Todos los canales sonando a la vez forman el barullo que nos mantiene en silencio. Con tanto ruido no sirve ni gritar ni callarse, solo hablar con calma no sin antes haber bajado el volumen a cada uno para que no se mezclen en una cacofonía de yo-pensaba-ques y tú-creías-que-yos.

Un poco de calma y somos capaces de separar los hilos de la maraña, aunque todavía hay algunos enredados que se lían con las palabras y les dan la vuelta o las cosen unas a otras sin un patrón claro.

Y, hablando de patrones, no se me olvida que los barcos no se hunden casi nunca.

Esta vez podrías haber utilizado otra metáfora, mi querido náufrago...

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viernes, 10 de diciembre de 2010

Mesa para dos


Aunque todavía no hayas terminado de cruzar el puente ni yo deje de oír ese molesto ruido que provocan los pasos dados lenta y sigilosamente, como escabulléndose a hurtadillas del pasado y los papeles digan lo que ya no es verdad. Aunque el tiempo se estire como una goma elástica y de vez en cuando juegue soltarse del reloj y darme en la cara. Aunque esté sentada en el vestíbulo de la puerta trasera, con el abrigo todavía puesto.

Pidamos una mesa para dos y brindemos porque habrá un día en el que ya estarás a este lado del puente, los pasos ya no harán ese fastidioso ruido de miedo y duda, los papeles dirán la verdad de una vez y por fin me sentiré como en casa.

Necesito pensar solo en ti y en mí. En ti y en mí. Solo en nosotros.
Y descansar.

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jueves, 9 de diciembre de 2010

Malvadas madrastras sin nombre

La niña lee. En silencio, bajo una pequeña lámpara que crea un círculo de luz entre ella y el libro.
 
En su mente estallan las palabras que las páginas se encargan de colocar en los puntos estratégicos de su imaginación, como las cargas en los pilares de un edificio para derrumbarlo pero justo al revés, para crear un Universo distinto, imposible en el espacio y en el tiempo, poblado de seres fantásticos, de animales que hablan, de príncipes enamoradizos, de gatos con botas, de conejos blancos con prisas, de pequeñas hadas celosas y de malvadas madrastras sin nombre que sabotean a la pobre niña para no dejarla ir al baile...


miércoles, 1 de diciembre de 2010

Reloj de Flores

Unos cuantos días con horas para nosotros. Para cambiar el escenario y el compás, olvidarnos de los bucles y redescubrir lugares en nuestra memoria. Quizá podamos traerlos al presente para compararlos y pensar "cómo han cambiado...".

¿Te acuerdas?

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martes, 30 de noviembre de 2010

Detrás de mi sonrisa

No sé cómo ponerte el corazón delante de los ojos para que lo veas y así deje de dar vueltas en círculos. No sé cómo hacer para ponerte los ojos dentro de mi mente y que veas a través de los míos. No sé cómo evitar tener la misma conversación una y otra vez. El mismo dolor una y otra vez.

Porque cada vez es peor que la anterior.

Porque me parte el alma comprobar que los dos pensamos en ellos pero solo yo pienso en ella. Que solo yo la tengo en el corazón. Que no la ves detrás de mi sonrisa...

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sábado, 27 de noviembre de 2010

Hoy te has reído, aunque fuera solo un poco...

El malestar, pero esta vez en otros ojos. La sonrisa borrada, el silencio.

Para ti no es una buena noticia. Es una realidad que no quieres pero que se va abriendo paso, terca, incómoda, amarga. No debería ser así, no debería. Pero lo es. Y no te gusta, y yo sé que no te gusta.

Me has atravesado con la mirada, tan transparente que sé que me habrías fulminado si hubieras podido. Pero aún así, hoy te has reído, aunque fuera solo un poco. Porque te pasa como a mí, que la risa se te escapa sin querer, a borbotones, fresca y alegre.

Sé que te sobro porque todavía no tengo mi hueco. Y hacerme sitio será difícil. Lo sé porque a mí me resultará difícil también encontrar el tuyo. El vuestro. Porque sé que os querré yo a vosotros antes que vosotros a mí.

Y eso me partirá el corazón.

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miércoles, 24 de noviembre de 2010

Within the orchid


- ¿Y por qué no abres un blog?
- ¡Uf! Un blog...

Puedo preguntarme, igual que tú lo hiciste en tu isla hecha niebla, por qué sigo aquí.
Quizá es porque sigo oyendo ese silencio hecho de palabras al borde de los labios. De miradas preludio de nada. De encuentros con asuntos pendientes.
Porque sigo esperando.
Pero no tus palabras bordadas en delicadas metáforas. No tus frases hechas de pirivueltas de acróbata para ser admiradas. No tu mente libre, afilada y asombrosa.
Espero tu corazón en la palma de la mano.
Igual que cuando me lo enseñabas desnudo, húmedo y caliente sin yo esperarlo.

Porque eras tú el experto en palabras y yo la experta en silencios. Porque sé la profundidad y el sentido que tiene no decir nada.

O quizá es que grito tan alto que no puedo oírte.

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martes, 23 de noviembre de 2010

El beso de Klimt


Un beso dorado, redondo, perfecto. Un beso de esos que bajan la guardia, como oímos en la letra de esa preciosa canción. Aunque no hayan pasado los tres años del poeta. Aunque sí hayan pasado los veinte anteriores.

Son
extrañamente hermosos todavía,
estos labios de hace ahora tres años
y me parece inédito
el gesto de tu beso,
este llegar aquí cada vez más tranquilo,
con la serenidad
del que tiene por cómplice la vida
y su rutina.

Hoy sabemos que entonces,
cuando tus veinte años y mi primer abrazo,
empezamos por ser
sobre todo indecisos: la tímida torpeza
de la primera noche
y la dificultad
con que dejar las manos
en el hábito infiel de nuestros vicios.

Ahora
extrañamente hermoso estar aquí,
demasiado a menudo y decididos,
incómodo
de no sentir el peso de los años
aprendiendo contigo la premeditación
y escribiendo en tu piel mi alevosía.

Porque suele haber bancos donde se espera siempre,
aceras que prefieres por costumbre
o líneas de autobús al mediodía.

Y sin embargo tú
reapareces inédita en tu gesto
para decirme hoy
que le conteste al tiempo y sus preguntas
el práctico saber que tienes de mi cuerpo.


Poema: Canción de Aniversario, de Luís García Montero.
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domingo, 21 de noviembre de 2010

Días de lluvia

Hay días en los que la lluvia, como el dolor, lo impregna todo. El agua del suelo se evapora saturando la atmósfera y cuando ya no puede contener más, comienza a llover. El dolor, este dolor lo siento igual. Se va acumulando de forma imperceptible, llenando huecos, ahogando mi corazón y anegando mis ojos hasta que ya no veo otra cosa. Y entonces me rebosa en forma de lágrimas que no puedo contener.

Es esa corriente en mi mar interior la que a veces no me deja sonreír. Aunque esté cartografiada no puedo esquivarla; si el viento sopla en esa dirección me arrastra inevitable. Y siempre se está moviendo. Siempre.

Aunque vosotros solo veáis de vez en cuando algunas lágrimas, alguna sonrisa que falta o algunas palabras con las que formo una imagen que conjure el dolor y lo aleje de mi cuerpo y de mi mente.

A veces noto un vacío tan grande, y es que la echo tanto de menos...


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martes, 16 de noviembre de 2010

Ventanas abiertas

Qué bien sienta cerrar capítulos, alcanzar hitos que parecían lejanos, dejar atrás fases que se atraviesan con sufrimiento.

Qué rico sabe no tener que pensar más en el pasado. Qué tranquilidad pensar solo en el futuro.

Qué bien huele la brisa que entra por las ventanas, aireando los últimos rincones, levantando las últimas motas de polvo y arrastrándolas lejos.

Porque ya le he dado la vuelta al último recuerdo y llorado la última lágrima. Ya no tengo pesos encima, ni siquiera el del resentimiento. Ni siquiera me queda la sensación de haber regalado algo valioso a quien nunca supo apreciarlo. Toda esa amargura de medias verdades y tiempo perdido ha desaparecido.

No ha quedado nada. Nada en absoluto, porque la suma de recuerdos que constituye el pasado forma un todo y si desaparece lo malo también lo hace lo bueno en la misma medida.

Así que así me siento, hueca y esponjosa, llena de aire fresco. Llena de tiempo y espacio para nosotros.

Y así era justo como quería sentirme.

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jueves, 11 de noviembre de 2010

Platos rotos


En algunos casos, si el golpe es seco, repentino, el plato puede arreglarse. Si hay suerte y se golpea de forma que queden trozos lo suficientemente grandes es posible recomponerlo, porque aunque esos trozos tengan sus bordes cortantes y hagan sangre al ser recogidos del suelo todavía encajan entre sí lo suficientemente bien como para que un buen pegamento de palabras, esfuerzo, amor y perdón pueda unirlos dejando sólo entre ellos una fina línea que recuerde para siempre el desastre causado y el triunfo conseguido.

Es muchísimo más difícil cuando se hace añicos. El trabajo de buscar dónde ubicar cada pedazo es arduo, habrá partes en las que no encaje ningún trocito y habrá que utilizar tanto pegamento que se corre el riesgo de que éste se acabe o que el plato tenga tantas uniones recompuestas que su estructura sea demasiado débil para aguantar un siguiente embate, aunque sea mucho menos grave. Pero incluso en ese caso, podría suceder, podría aguantar.

Pero, ¿qué ocurre cuando al plato en apariencia no ha ocurrido nada?. ¿Qué pasa cuando simplemente se ha ido erosionando, perdiendo cohesión interna, cuando sólo lo sostenía en su forma una débil capa de barniz y un soplido casual lo desmorona en un montoncito de arena?

¿No es mucho más valiente entender y aceptar que el soplido casual no es el responsable de que el plato se haya convertido en polvo? ¿No es mucho más honesto no empeñarse en señalar a un culpable que pague los platos rotos?

No hay nada como repetir muchas veces lo mismo para que nos acabe pareciendo verdad...

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lunes, 8 de noviembre de 2010

Aguja e hilo

Me encanta cuando mi mente bulle de palabras que luego voy cosiendo o descosiendo aquí, en esta especie de bastidor donde procuro dejarlas bordadas, bien con vainicas muy juntas y precisas o bien fruncidas en el ceño. A veces no encuentro el hilo del color adecuado y se me quedan los puntos raros pero los dejo así, para acordarme de buscar el carrete que necesito, aunque casi siempre lo tengas tú, olvidado en alguna frase o en alguna caricia. Otras veces se me enmarañan en madejas que ya no quiero desenredar, porque sólo perdería el tiempo que tengo ahora para inventarme e inventarnos esta nueva vida que todavía está en tela de juicio aunque ya no nos importe demasiado.

Lo malo es cuando me pincho con cada letra en los dedos y me empeño en que a ti también te duela. A ti, que no sabes que durante algún breve momento en el que te olvidas de ser un déspota puedo vislumbrar tu corazón, latiendo todavía atravesado de lado a lado...

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jueves, 4 de noviembre de 2010

Orquídea en burbuja

Detrás de muros hechos de miedo, oculta a la vista y al oído, encerrada en una burbuja donde el aire comienza a enrarecerse, la pobre flor se observa los pétalos preguntándose si hay algo malo en ellos.

Ella, que está hecha para mirar y que la miren. Para querer y que la quieran.


Acéptalo, preferirían que no existieras. Por eso siempre serás la última. 


¿O qué te creías?


Ilusa...


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lunes, 1 de noviembre de 2010

El Universo no se hizo para nosotros

"La evidencia, por lo menos hasta ahora y dejando aparte las leyes de la Naturaleza, no requiere un Diseñador. Quizá haya uno escondido en alguna parte, obstinadamente empeñado en no darse a conocer. Aunque a veces parece una esperanza muy débil.
El significado de nuestras vidas y de nuestro frágil planeta viene, pues, únicamente determinado por nuestra propia sabiduría y coraje. Somos nosotros los guardianes del sentido de la vida. Ansiamos unos progenitores que cuiden de nosotros, que nos perdonen nuestros errores, que nos salven de nuestras infantiles equivocaciones. Pero el conocimiento es preferible a la ignorancia. Es mejor, con mucho, comprender la dura verdad que creer una fábula tranquilizadora.
Si ardemos en deseos de hallar una finalidad cósmica, encontremos primero una meta digna para nosotros."
Carl Sagan. Un punto azul pálido.


Imagen: Amanecer desde la Luna (nasa.gov)

Miguel Hernández (1910-1942)

Tus ojos se me van...

Tus ojos se me van
de mis ojos y vuelven
después de recorrer
un páramo de ausentes.

Tu boca se me marcha
de mi boca y regresa
con varios besos muertos
que aún baten, que aún quisieran.

Tus brazos se desploman
en mis brazos y ascienden
retrocediendo ante esa
desolación que sientes.

De "Cancionero y romancero de ausencias" 1941 1942

viernes, 29 de octubre de 2010

Mensaje en una botella


Un mensaje en una botella. Un mensaje inesperado, venido de la isla cubierta por esa espesa niebla hace tiempo.

Una niebla en la que parece que se ha abierto un pequeño claro. Un precioso regalo para un día como hoy.

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jueves, 28 de octubre de 2010

A la distancia de un silencio

Un silencio pesado, tenso,
no propiamente dicho.
Un silencio azul, insomne.
No dulce, inquieto, triste.
Un silencio que esconde una pregunta, una amargura,
un anhelo,
un silencio dolido de ser contestado
con más silencio.

A la distancia de un silencio.
En ese lugar me sitúo.
Ese lugar donde no soy exactamente yo, pero que me sirve para estar.
Y en ese lugar espero.

A que desaparezca la química
y con ella el silencio.

Porque necesito oír tus palabras.
Esas que pronunciabas a un ritmo distinto
al que requería su lectura.
Esas que brotaban de la oscuridad de tus párpados cerrados.
Esas que me traían la parte de ti que hace tiempo que no siento
y que echo tanto de menos...

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martes, 26 de octubre de 2010

Miradas


Cada vez que me miras divertido mientras me río a carcajadas o serio y preocupado cuando no puedo contener las lágrimas siento que tu mente me envuelve como una cálida manta a través de tus ojos. Y eso es así incluso cuando no puedes descifrar lo que hay detrás de los míos.

Es asombroso lo mucho que puede comunicarse con una mirada sincera.

lunes, 25 de octubre de 2010

Revuelto, revoltijo, r-evolución.

Se me revuelven los sentimientos con palabras que lanzo como dardos envenenados, pero no porque yo quiera, sino porque se emponzoñan las unas de los otros aunque no sirva de nada porque no lleguen a empaparte.

Se me revuelven las palabras con los sentimientos que traigo desde tan lejos, y que me pesan tanto.

Me revuelvo y me ves revuelta, pero eso es lo que soy. Un mar turquesa en el que en la superficie casi siempre reina la calma pero con un fondo lleno de corrientes frías y calientes que chocan entre sí y bancos de arenas que parecen movedizas. Lleno de preciosos arrecifes coralinos y de algún que otro tiburón hambriento. Un mar de bruscos cambios barométricos pero de cálidas aguas en las que nadie muere de hipotermia.

Pero qué te voy a contar que no sepas ya...

jueves, 21 de octubre de 2010

Eternidad


Hace poco aprendí de alguien muy interesante que las personas que no creemos en el más allá debemos buscar nuestros momentos de eternidad en esta vida, sin perder tiempo. Esos momentos únicos, asombrosos, en los que parece que nos conectáramos con el Universo entero. El momento en el que entendemos algo complicado y se hace la luz en nuestra mente o el momento en el que nos inunda la belleza de una imagen o una forma, o de unas palabras que nos acarician por dentro. El momento en el que nos vemos reflejados en los ojos de quien tenemos enfrente.

No quiero vivir en un mundo en el que en lugar de buscar incansablemente la verdad, ésta esté dada y sea inmutable, y la moral se rija por un antiguo libro lleno de violencia. Donde lo diverso no tenga hueco, donde la razón desaparezca en la frase "Eso es un misterio".

Donde las personas actúen en contra de su propia felicidad para alcanzar la salvación. Pero salvarse... ¿de qué?

Imagen propia


viernes, 15 de octubre de 2010

Mi pequeña

Si hubiera tenido una hija, le habría buscado un precioso nombre, corto y sonoro como un beso, le habría vestido de todos los colores y al mirarla me habría asombrado de lo perfectas que habrían sido las pequeñas curvas de sus hombros, las diminutas comisuras de sus labios, el color de sus ojos vivos, grandes y redondos como una pregunta.

Si mi hija hubiera nacido, le habría explicado el arcoiris y los copos de nieve. Le habría mostrado el mar, su color y su sabor, las mareas y la Luna, los barcos y los incontables colores posibles que puede lucir la arena de la playa. Le habría enseñado la magia que hay detrás de algunos números y el secreto del vuelo de los pájaros. Le habría contado lo lejos que está esa estrella y lo deprisa que bate las alas un colibrí. Lo estrechamente unidos que están los destinos de algunas flores con el del insecto que las poliniza.

Si mi hija estuviera aquí conmigo le explicaría la relación íntima que existiría entre su cuerpo, su mente y su corazón. Procuraría dejar que a veces se cayera ella sola para luego ayudarle a levantarse, explicándole que eso último es precisamente lo que tiene valor. Alimentaría su curiosidad, le leería libros y le propondría acertijos, y contemplaría regocijada su cara al tratar de resolverlos. Le contaría chistes malos y nos reiríamos las dos con la misma carcajada copiada por los genes.

Si ella pudiera mirarme y hablarme, contemplaría su expresión al contarme sus pensamientos más profundos o sus ideas más disparatadas, y el timbre de su voz en mis oídos me parecería el paraíso.

Pero ella no puede mirarme ni hablarme, ni está aquí conmigo, ni ha nacido, ni yo la tengo para cubrirla con todos los besos que tengo guardados para ella desde hace tanto tiempo, esos besos que no existen y que por eso me queman, se me remueven dentro y se me clavan en las entrañas como siempre ocurre con los besos no dados, que duelen tanto, tanto...

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miércoles, 13 de octubre de 2010

¿Recuerdas la magia?

Decía el día que comencé a escribir en esta maceta llena de agujeros en la que casi he podido curar mis raíces aéreas que no me resistía a pensar que existe una especie de energía detrás de las cosas, una suerte de casualidad no tan casual en los acontecimientos, un toque de magia en la realidad que nos rodea. Sí, ya lo sé, soy racional y no creo en dioses ni espíritus ni otras supersticiones. Por no creer, ni siquiera creo en la homeopatía, el acto de fe más fashion en estos días.

Pero me gusta que ocurran esas pequeñas coincidencias que por un momento parecen mágicas, podría decirse que colocadas ahí casi de forma trivial, sólo para arrancarnos una sonrisa.

Y me encanta que un pequeño aleteo de mariposa (en nuestro caso, más bien una libélula, ¿no crees?) ocurrido un día tan lejano, algo tan aparentemente sencillo como un click con el ratón, se haya convertido con el tiempo en un huracán semejante...

Sí, a ratos río y a ratos lloro. Incluso algunas veces me enfado o me pongo triste. Pero soy feliz. Soy feliz, mi querido náufrago.

martes, 5 de octubre de 2010

Medidas

Tomo medidas. De la profundidad de mis huecos y del tamaño de ese malestar que voy desterrando poco a poco. De mi alegría convertida en sonrisa casi permanente. De las ventanas abiertas de mi mente, del contorno de mi corazón, ahora inmenso. Del espacio que nos aleja y del que nos une. De la distancia que me separa del tiempo, de ese tiempo sin duración, de ese montón de años ahora convertido en una maraña sin sentido y sin calendario aparente, a fuerza de mirarlo, de interrogarlo, de sopesarlo.

Y tomo medidas del alcance de tus palabras y de las mías. De los cajones donde las guardaré, juntas y revueltas. De los armarios para los recuerdos y de la cama para descansar ya por fin, después de este viaje tan largo y antes del siguiente; ese que tendremos que emprender los dos juntos, entre el dolor y la alegría de los que tenemos alrededor...


sábado, 2 de octubre de 2010

Los hechos

Cada vez que los pienso y los repienso, cambian. Cada vez que intento acordarme de su sabor, de su aroma, en realidad lo que intento es acordarme del recuerdo de su sabor y de su aroma, y no puedo compararlo con el tendrían ahora en el presente porque están en el pasado. No son como fotografías, quedaron guardados en mi mente y en mi corazón junto con emociones, sensaciones, pensamientos, y todos ellos cambian con el paso del tiempo.

No sé cómo hacerlo. No sé cómo encontrar el filtro con el que mirarlos para que muestren su color verdadero.


miércoles, 29 de septiembre de 2010

Recordatorio

Estoy aquí esperando. Lo sabes, ¿no?

Sí...

¿Y bien?

Sí, ya lo sé, tengo que ponerme con ello, tengo que mirar atrás por última vez...

Pues deberías empezar, tienes muchas habitaciones que recorrer. Y no te lamentes tanto; ahora estás muy recuperada. Además, si estamos aquí es por tu culpa. No lo olvides.

No, no lo olvido...

Pues descálzate de una vez y cruza la primera puerta.


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domingo, 26 de septiembre de 2010

Planos

Hay que darle algunas vueltas todavía a cada hueco, pero más o menos lo más evidente ya está en su sitio. Las sonrisas las pondré en el vestíbulo. Los amigos van en el salón, aunque alguno de vez en cuando sea tan amable de pasarse por la cocina. Las risas irán en el comedor y en el dormitorio pondré la paz junto con la piel y las caricias, aunque por los pasillos también jugarán los besos.

En el garaje colocaré las ganas de avanzar corriendo hacia el futuro. Y en el trastero dejaré algunos recuerdos que se me han quedado ya viejos y no combinan bien con el humor del que están las paredes. Quizá con el tiempo se deshagan en ceniza gris y los pueda barrer con una escoba fabricada de olvido.

El patio repartirá luz a todas las estancias. Y en el cuarto de baño colocaré un espejo grande que siempre me devuelva mi verdadero reflejo. Ese que ahora tiene los ojos alegres y me sonríe cuando me miro.

lunes, 20 de septiembre de 2010

Llaves

Un manojo de llaves.
Agridulce.
Solo.

Un manojo de palabras y silencio.


domingo, 19 de septiembre de 2010

Plaza del Castillo

Me siento a disfrutar del tibio sol norteño de este verano que se acaba mientras cierro los ojos detrás de las gafas de sol y noto cómo el suave aire que sopla me revuelve el pelo. Y pienso.

Es ese aire el que debo dejar entrar en cada habitación de mi vida, ese que es capaz de llevarse los últimos rumores y lágrimas porque ya no tienen fuerza, de derrumbar los últimos castillos porque ya son de arena. De hundir los últimos barcos porque ya son de papel. De hacer que se caigan las últimas vendas, que se apaguen las últimas velas. De pasar la última página y cerrar el libro, por fin.

Y ahora, que caiga la moneda que hemos lanzado al aire, a ese aire, porque sea cual sea el resultado, salga cara o cruz, habremos ganado la apuesta.

Tú y yo.

jueves, 16 de septiembre de 2010

Descalza

Tengo el pelo chorreándome la rabia en la que me he sumergido sin querer y la mirada enredada de recuerdos, como una vieja pared cubierta de hiedra.

Ahora tengo trabajo: entrar en cada una de las habitaciones de mi vida y volver a recorrerlas, pero esta vez descalza, sintiendo cada estancia sin filtros, sin antídotos... contemplando cada hueco con mis ojos de hoy para que mi mente y mi corazón vuelvan a tomarse de la mano y pueda hacer las paces con mi pasado y dejarlo allí, por fin, en los días que pasaron, convertidos ya en polvo y ceniza, inofensivos como una pluma en el aire.

Y me haré daño en los pies. Pero será la última vez.

martes, 14 de septiembre de 2010

Lo que dices de mí

Lo que dices de mí: un camino enlosado con tus palabras que recorro asombrada cada vez que me sumerjo en tus frases tranquilas. Igual que si me contaras uno de mis propios sueños, extraño y familiar, conocido y olvidado y recordado a la vez.

Me oigo en tu voz, porque lo que dices de mí soy yo misma. Una parte de mí se queda a tu lado y otra parte de ti se viene conmigo, a hacerme compañía cuando no puedo verte, a hablarme igual que un espejo. A quererme, a pesar de todo.

A quererme, desde tan cerca...

lunes, 13 de septiembre de 2010

La verdad

Lo he pensado, a pesar de que desde que me lo dijiste sabía que mi mente no iba a aceptarlo. Y estoy segura que la tuya tampoco.

Yo no puedo decidir lo que es verdad y lo que no.

Podría ser una manera fácil de quitarme ese peso de encima, eso que no termino de superar, eso que todavía me hace tanto daño. Pero no, así no. Sé que lo que quieres es ayudarme, pero me conoces y sabes que así no funcionaría.

Así que lo mejor será hipertrofiar los músculos que me hagan falta para aguantar esa losa, porque la tendré sobre mi espalda, en mi mente y, sobre todo, en mi corazón mucho tiempo todavía.

Sé que estás conmigo. Y me ayudas más de lo que imaginas.

jueves, 9 de septiembre de 2010

Recuerdos

Hoy he vuelto a contactar con un viejo amigo al que conocí en el verano de 1992 en una estancia de dos meses en una Universidad, en California. No parece mucho tiempo, ¿verdad?. Sin embargo, recuerdo con especial cariño las charlas en las que nos enfrascábamos durante horas, en las que nos hacíamos confidencias mucho más íntimas que lo que en principio se podría esperar en una amistad tan nueva. Y es que creo que a esa edad y en esas circunstancias, los acontecimientos ocurren mucho más deprisa y las emociones se viven de forma mucho más intensa. El recuerdo de aquel verano "pesa" muchísimo en mi memoria, tanto que he llegado a la conclusión de que cambió el rumbo de mi vida. No puedo concebir mi vida tal y como es ahora sin aquellos dos meses.

Y eso es algo de lo que no fui consciente mientras lo estaba viviendo. Ni siquiera durante el año que le siguió, uno de mis huecos más dolorosos. Ha sido mucho más tarde cuando me he dado cuenta de lo que significó aquel verano para mí. Y es que los recuerdos también cambian con el tiempo. Se atemperan, se matizan, se hacen brillantes o se convierten en trampas traicioneras... o, y eso es mejor de todo, pueden llegar a mostrarnos el verdadero valor de las cosas.

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miércoles, 8 de septiembre de 2010

Cambio de agujas

Y aquí estoy una vez más, buscándote en los cuadros que otros pintaron, en las imágenes que otros fotografiaron. En las canciones que otros compusieron, en las estrellas que otros contemplaron, en la estación que te anunció y que se disuelve poco a poco en los minutos que cada noche sustrae a la luz.

En las palabras sucedáneas que otros escribieron, mientras las tuyas se alejan en el tiempo.

Aquí estoy, otra vez.

lunes, 6 de septiembre de 2010

La isla desierta

Hace tiempo que la isla se ocultó para siempre de la vista en este océano de conexiones, igual que ella. Hace mucho que ya no pueden divisarla los navegantes que en tiempos pasaban lo suficientemente cerca como para apreciar sus playas de poniente y oriente, su volcán cubierto de vegetación y sus grutas llenas de agua dulce. Sus increíbles puestas de sol.

Ahora reina el silencio, sólo roto por los pasos que doy con cuidado entre libros, canciones, películas y algún que otro curioso objeto, como un telescopio, una hamaca a medio trenzar o un espejo de cuerpo entero, todos ellos inertes, como olvidados en el mismo sitio en el que fueron colocados por primera vez, cuando ella podía percibir el latido de un corazón que se acompasaba suavemente con el suyo si se tumbaba y apoyaba el oído contra el suelo.

Hoy sigo en silencio los pequeños senderos que ella recorrió tantas veces mientras la recuerdo venir y contemplar asombrada cómo le brotaban palabras de colores delante de los ojos, cómo se sentía acariciada, abarcada por ellas. Cómo lo entendió todo a pesar de que para ello se le tuviera que volver a abrir la vieja herida con un nuevo dolor, íntimo y profundo como los años ya pasados.

Y aquí, sentada contemplando la textura de su arena hecha de sentimientos y de piel en carne viva hechizada en el tiempo, hay momentos en los que todavía noto que ella, mirando a través de mis ojos, sonríe.



lunes, 30 de agosto de 2010

Eres la mujer flor

"Eres la mujer flor" entre el revuelo de palabras puestas de cualquier manera, entre tazas de té y canela, situadas en medio de un amor sin rutinas, transparente y ligero como el agua de las nubes, como el que se tiene en sueños.

Como el olor después de la lluvia.

Ahora sé escribir cartas de amor, pero se me ha olvidado cómo hacer para que llueva la misma lluvia que veía caer a los veinte años.

A veces el olvido es el mejor de los recuerdos.

Martes 31 de agosto de 2010

Hummm... rectifico:


Ahora sé escribir cartas de amor porque se me ha olvidado cómo hacer para que llueva la misma lluvia que veía caer a los veinte años.

Adoro la paz que siento cuando el olvido es el mejor de los recuerdos.

(Sí, mucho mejor)





sábado, 28 de agosto de 2010

La tristeza y la furia

En un reino encantado donde los hombres nunca pueden llegar, o quizás donde los hombres transitan eternamente sin darse cuenta...
En un reino mágico, donde las cosas no tangibles, se vuelven concretas...
Había una vez...
un estanque maravilloso.

Era una laguna de agua cristalina y pura donde nadaban peces de todos los colores existentes y donde todas las tonalidades de verde se reflejaban permanentemente...

Hasta ese estanque mágico y transparente se acercaron la tristeza y la furia a bañarse en mutua compañía.

Las dos se quitaron sus vestidos y, desnudas, entraron al estanque.

La furia, que tenía prisa (como siempre le ocurre a la furia), urgida -sin saber por qué- se bañó rápidamente y, más rápidamente aún, salió del agua...

Pero la furia es ciega, o por lo menos no distingue claramente la realidad, así que, desnuda y apurada, se puso, al salir, la primera ropa que encontró...

Y sucedió que esa ropa no era la suya, sino la de la tristeza...

Y así vestida de tristeza, la furia se fue.

Muy calmada, muy serena, dispuesta como siempre a quedarse en el lugar donde está, la tristeza terminó su baño y sin ninguna prisa -o mejor dicho, sin conciencia del paso del tiempo-, con pereza y lentamente, salió del estanque.

En la orilla se encontró con que su ropa ya no estaba.

Como todos sabemos, si hay algo que a la tristeza no le gusta es quedar al desnudo. Así que se puso la única ropa que había junto al estanque: la ropa de la furia.

Cuentan que desde entonces, muchas veces uno se encuentra con la furia, ciega, cruel, terrible y enfadada. Pero si nos damos el tiempo de mirar bien, nos damos cuenta de que esta furia que vemos es sólo un disfraz, y que detrás del disfraz de la furia, en realidad, está escondida la tristeza.

Jorge Bucay

jueves, 26 de agosto de 2010

Tarde de calor

Mientras pasan las horas perezosas, medio ocupadas y sin prisa pero con las esperas de fondo, una para hoy y la otra para un poco más tarde, las ideas se me pasean por la mente enlazándose unas con otras y comparándose sin otro objetivo que dar pirivueltas sobre sí mismas.

Puede que no fuera entonces porque nos estábamos jugando el futuro. Puede que haya sido ahora porque lo que nos estábamos jugando era el pasado.

A veces me gusta recorrer la orilla recogiendo las palabras que deja la constante marea de este océano inmenso y silencioso, donde volviste a encontrarme. A mí, a la que soy. A la que era.

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miércoles, 25 de agosto de 2010

Silencio

The things you do rather than the words you say are the ones that speak for your heart.

So, in the end, are words that worthy?

Is silence so meaningless, so idle?



No hagas ruido, a ver
si no se va la tarde.
Dile a tu alma que haga
un silencio absoluto.
Acalla ese ruido de pensamientos,
rompe ese hondo clamor de recuerdos,
ahoga ese sordo rumor de ensueños.
No seas imprudente, no hagas ruidos,
que le molestan a la tarde.
Ante ella hay que estar como una esfinge jovial,
ungida de serenos éxtasis
florecidos de silencios blancos.
Tenemos que rimar ese silencio
con el blanco silencio de la tarde.

Pero, ¿ya ves?, se va la tarde.
No pudiste amordazar el grito desbocado de tus nostalgias
y has espantado a la tarde.
Mira como huye despavorida a otro lugar donde comprendan
el silencio blanco de su alma. Y nos deja las sombras
-gran silencio negro- para el negro silencio de nuestros ruidos.

Poema de Ángel Augier "Vesperal"
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sábado, 21 de agosto de 2010

Baño nocturno

Aunque la noche es cálida, la arena está fría. El tacto es el mismo en los pies, pero su inesperada temperatura la convierte en una extraña materia familiar, una curiosa mezcla.

Avanzamos hacia la orilla con un divertido sentimiento de travesura que hace que se nos escape la risa. No hay nadie. Dejamos la toalla en el suelo y nos desnudamos con la urgencia con la que uno se quita la ropa al aire libre, a la vista de cualquiera al que se le hubiera ocurrido pasear a esas horas por allí.

Caminamos hacia el mar, negro como la propia noche pero cuya superficie mira enamorada a la Luna y le devuelve su imagen rugosa en plata. Casi no hay olas ni brisa. La noche perfecta.

Ya dentro del agua nos miramos, saboreamos la sal y adivinamos nuestros cuerpos aún sin lujuria, sonriendo.

Y recuerdo el nombre de todas las playas donde hemos estado tú y yo, antes que ésta.

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miércoles, 18 de agosto de 2010

Algún día

Algún día escribiré un texto que no hable de ceniza ni lágrimas y que no cuente el pasado. Que no hable del cielo ni de las estrellas. Ni húmedo ni seco, que no busque en los huecos, que no te eche de menos, que no se asome veladamente en las horas oscuras, que no brille a la luz del Sol.

Algún día escribiré un texto en el que consiga pasar mis manos por tu espalda. Que huela a ti, que condense tu mirada en palabras. Que esquive el nombre de las flores y que suene como mis propios latidos, como tus pasos por casa, que se insinúe en mi silencio, en tu voz, en mi risa. Que eluda las metáforas y las palabras que tomo prestadas para omitir con precisión clínica. Que no las recorra como si tuvieran tu forma, buscando su propia resonancia en mis recuerdos.

Algún día ese texto, esas palabras vendrán corriendo a mis dedos para ser transportadas letra a letra aquí, a este mundo que se extiende infinito detrás de la pantalla, este mundo desde el que soy capaz de entrar en ti, desmedida pero sin ruido, cuando me buscas.


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lunes, 16 de agosto de 2010

El Club de las Fotografías Literarias XIV

Blanco y negro

Los detalles se perdieron hace tiempo, esos detalles que habrían dado sentido a cada escena. La última vez que te dije que te quería. La última vez que me guiñaste el ojo. La última vez que te sonreí, el último beso apasionado que nos dimos.

Y es que hubo una última vez, hubo muchas últimas veces, y cada una de ellas me debió de dejar un poso amargo al fondo de alguno de mis huecos más profundos, porque se me han quedado en la superficie ahora que mi vida se ha dado la vuelta.


Y ahora, fíjate a qué alturas, todos esos posos se me derraman formando lágrimas, las que no lloré hace tantos años. Las que enterré como pude con intención de olvidarlas. Evaporándose, dejan sus marcas blanquecinas, como ceniza del pasado. Y yo voy detrás, intentando quitarlas, intentando que ese hueco se vacíe, pero es más grande de lo que creía, todavía es más grande de lo que puedo abarcar con mis recuerdos. Sólo sé que al final me perdí, y por ello te perdí a ti.


Pero no puedes hacer nada. Entiéndeme, tengo que poder perdonarme a mí misma. Tengo que hallar la forma de perdonarme por haber vuelto a buscarte al mismo sitio y no haberte encontrado, por no haber podido darte ninguna razón -quizá es que no la había- por que la que hubieras querido dejarla por mí.


vía de tren
agua derramada
chica
 
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