miércoles, 31 de marzo de 2010

El Club de las Fotografías Literarias VI

Esta vez tampoco has venido de frente a preguntármelo. Me has observado desde lejos, en silencio, a pesar de que estabas justo a mi lado y yo he tratado de explicártelo. Pero mis palabras y las tuyas no se entienden fácilmente entre sí. Siento que conforme pronuncio las mías me las retuerces y les das la vuelta para que yerren el tiro como si te estuvieran apuntando, como si fueran dardos afilados en lugar de vehículos para acercar mi corazón al tuyo. Siempre me ha costado muchísimo buscar las que pudieran contrarrestar el efecto que les das, y a pesar de ello la mayoría de las veces no lo he conseguido. En cambio, he dejado siempre que las tuyas me atraviesen sin protección, intentando cribar la parte de verdad que trajeran consigo, pero sin antídoto contra el veneno con el que las has cargado sistemáticamente. Y eso es lo que ha acabado conmigo. Ahora lo sé.

Ahora me toca desandar el camino que hice y volver a buscar el que debería haber recorrido hasta el auténtico centro de mí misma y no hacia el centro de gravedad de nuestra relación, que siempre estuvo dentro de ti, imitando el baile de la Tierra y la Luna. Pero no puedo culparte de eso; al fin y al cabo, yo misma acepté cada pequeña renuncia, cada "bueno, la próxima vez yo", cada elección de tu alternativa, en lugar de la mía. Yo lo hice, yo decidí, aunque de manera inconsciente y poquito a poco, la ruta que me trajo hasta aquí.


Llegados a este punto, no me olvido de que, de todo el camino, dos son los pasos más importantes: el primero, la decisión, y el último, la llegada al destino.

Y da vértigo, pero el salto no es mortal.





gatos que observan
camino
chica que salta con paraguas

lunes, 29 de marzo de 2010

Sábanas blancas

Miro larga y detenidamente la imagen. Me gusta la luz que se respira, los tonos suaves, la cama revuelta que parece que guarda todavía la calidez del sueño o la pasión de la noche anterior. Huele a café recién hecho y a pan tostado. A tranquilidad.

Pero lo que más me gusta es la textura de las sábanas, sábanas blancas que envuelven un no tan ligero edredón de plumas: la combinación perfecta. Esa es la cama que me gustaría que compartiéramos.

Porque esa es la vida que me gustaría que compartiéramos, una vida blanca sin habitaciones del fondo ni silencios transformados en manchas que se hacen grandes y oscuras, como explicaba con tan bellas palabras mi querida Nicolasa. Una vida cálida, que invite a quedarse, igual que esa cama.

Igual que tú.


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domingo, 28 de marzo de 2010

Nada es lo mismo


La lágrima fue dicha...

Olvidemos
el llanto
y empecemos de nuevo,
con paciencia,
observando a las cosas
hasta hallar la menuda diferencia
que las separa
de su entidad de ayer
y que define
el transcurso del tiempo y su eficacia.

¿A qué llorar por el caído
fruto,
por el fracaso
de ese deseo hondo,
compacto como un grano de simiente?

No es bueno repetir lo que está dicho.
Después de haber hablado,
de haber vertido lágrimas,
silencio y sonreíd:

Nada es lo mismo.
Habrá palabras nuevas para la nueva historia
y es preciso encontrarlas antes de que sea tarde.

Ángel González (Oviedo 1922 - Madrid 2008)


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viernes, 26 de marzo de 2010

El Club de las Fotografías Literarias V

Es asombrosa la forma en la que a veces conseguimos retorcer la realidad para que se adapte mansa y comprensivamente a lo que nuestra mente o corazón están dispuestos a negociar con el malestar que nos provoca ser responsables de nuestras propias acciones u omisiones. No hay nada como repetir muchas veces lo mismo para que nos acabe pareciendo verdad. No hay nada como reinterpretar y retocar los hechos para darles una explicación más conveniente de cara a los demás. Ya lo decía Valle-Inclán, nada es como es, sino como se recuerda. Y qué mejor que conservar los recuerdos una vez eliminadas las partes feas que no conjugan bien el verbo "admitir".

Sin embargo, la realidad es tozuda y se empeña en no darnos la razón. Todo, lo dicho y lo hecho, suele acabar sobre la mesa a la vista de todos. Bueno... a la vista de todos los que miran con sinceridad, que al fin y al cabo son los que cuentan de verdad.

Yo, mientras todo eso ocurre, miro hacia arriba, hacia cielo abierto. De vez en cuando compruebo fehacientemente que todo ese espacio hacia el que se ha expandido mi mente sigue ahí. Y mirando hacia arriba se me van cayendo palabras que aderezo con sal y un poco de pimienta esperando que resulten sabrosas a quien las pruebe.



Y a otra cosa, mariposa.










chica que se tapa los ojos
mirando hacia arriba
mariposa

every step that I take is another mistake to you...

jueves, 25 de marzo de 2010

El Club de las Fotografías Literarias IV

A veces tu voz me llega no por el aire, sino a través del hilo invisible que conecta nuestros móviles encendidos. Pero no hablamos mucho por teléfono, ni ahora ni entonces. Yo creo que es porque no me sale muy bien hablar contigo sin mirarte, sin ver tus ojos, los gestos haces con las manos. Me siento extraña haciéndolo, y creo que a ti tampoco te gusta mucho; por eso, si nos viera alguien desde fuera le parecería que siempre tenemos prisa por colgar. No, definitivamente el teléfono no es lo nuestro.

Lo nuestro siempre ha sido más de mirar, de miranos. Hemos sido capaces de ver en los ojos del otro miradas que han hablado más que un libro entero. También vemos de forma muy parecida las mismas cosas, y eso es raro por lo diferentes que son nuestros ojos, en color y en género.


Y es precisamente esa forma de mirar y ver las cosas igual la que más tranquilidad me da contigo. Ahora señalo la magia que veo en las cosas cotidianas y sé que sabes a qué me refiero. Sé qué efecto va a tener en ti, porque es precisamente el que tiene en mí. Puedo comentarlo en voz alta sin que nadie a mi alrededor me mire como si se me hubiera aflojado un tornillo. Puedo compartir esos pequeños secretos contigo, los que van más allá de las palabras. Podemos hablar con libertad sobre ellos, sabiendo que serán comprendidos.

Aunque, mejor, por teléfono no.

móvil
ojo
mariposa

lunes, 22 de marzo de 2010

Letras

¿No os lo he contado? Tengo una caja azul en la que guardo las cartas que recibí cuando todavía escribíamos con bolígrafo y éramos capaces de reconocer la letra de nuestros amigos, igual que su voz o su risa. Hay algo muy personal en la escritura que no necesita teclas sino tinta negra o azul y un papel que cambia de color con los años.

Una carta enviada por correo postal transmite mucho más que el mero texto que contiene. La letra con la que se escriben las cartas es pulcra y redonda si hay tiempo por delante o nerviosa y picuda si hay prisa, y muestra lo que se empieza a decir pero no se acaba en forma de tachón. Algunas veces se puede saber con certeza lo que hacía el remitente mientras la escribía sólo mirando las decorativas manchas de mermelada en el margen de la hoja, que podía ser un folio en blanco o una hoja cuadriculada arrancada de un cuaderno. Incluso se podía adivinar la caída de alguna lágrima por su pequeño círculo delator en el párrafo exacto. No hacía falta emplear emoticonos. Éramos capaces de expresarnos con palabras artesanas, dibujadas de puño y letra en un papel que también elegíamos y que por ello también enviaba su propio mensaje.

Pero claro, lo malo es que tengo las cartas que recibí, pero no las que envié. Y me gustaría volver a leer las que escribí yo. Me gustaría recordar qué cosas contaba y cómo, releer algunas e intentar reconocerme en ellas, mirando la letra y el papel, la fecha, y también alguna lágrima que se me cayó, buscando su pequeño círculo delator en el párrafo exacto...


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Números

Y así como nos gusta ver cómo los números hacen curiosas piruetas, riéndose y dejando que de vez en cuando logremos vislumbrarlos mientras giran despacio conforme avanza el Sol durante el día o volando tejidos en unas preciosas alas transparentes, a mí me gusta paladear el sabor de tus palabras cuando todavía no hemos abierto los ojos, cuando todavía el sueño no nos ha abandonado del todo, cuando todavía puede ser cualquier hora porque no hemos mirado el reloj que nos sitúe en el tiempo, porque en el espacio ya estamos en el mejor lugar posible. Cuando sé que se me hará raro que me preguntes qué quiero para desayunar.

Claro, cómo no va a gustarme si todavía no he perdido la cuenta de las noches que hemos pasado juntos...

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música

jueves, 18 de marzo de 2010

El Club de las Fotografías Literarias III

Las palabras se convirtieron en pompas de jabón, y no tuvieron ninguna oportunidad. Las fuimos explotando una a una con un simple movimiento de la mano, casi con desgana. No quedó ni rastro. Bueno, excepto por esa pequeña gotita de agua con jabón que cae cuando una pompa estalla en el aire. Eso quedó únicamente, un montón de pequeñas gotitas que cayeron a la mesa donde estuvimos todas esas horas. Algunas se evaporaron y otras sirvieron para que tuviéramos algo que hacer, al irlas extendiendo delicadamente con el dedo todo el tiempo que estuvimos allí. Para tener una excusa para no mirarnos a los ojos. Igual que esas parejas que comen en silencio en el restaurante, fingiendo estar tan ocupados con sus cubiertos y sus ojos clavados en la comida.

¿Te he contado que he vuelto a sacar fotos? No, no te lo he contado. Ya casi no hablamos más que del recibo de la luz y de lo que falta en la nevera. La intendencia, ese sí que es un tema socorrido. Le da una pátina de normalidad al vacío de la soledad que compartimos. Al fin y al cabo, hay que hablar de ello. Sirve para que incluso la convivencia más raquítica funcione a niveles básicos. Además, ¿para qué te iba a contar que he vuelto a sacar fotos? Ibas a fingir que te interesaba, olvidándolo un segundo más tarde. Y yo iba a fingir algo de entusiasmo al decírtelo. Fingir se ha convertido en una rutina. Forma parte del decorado en el que hemos convertido nuestra vida en común, hasta tal punto que he olvidado cuándo comenzamos a hacerlo, qué fue la última cosa en la que fuimos sinceros.

Lo que te decía... bueno, lo que te diría si aún te quisiera aunque fuera un poco, es que he ido a hacer algunas fotos a nuestro lugar especial, ¿lo recuerdas?. Ese lugar cerca del lago donde nos veíamos por la tarde, después de salir del trabajo. Donde charlábamos durante horas de las cosas más triviales, o donde nos desnudábamos el uno para el otro con palabras de una forma mucho más cruda e íntima que cuando lo hacíamos pero quitándonos la ropa en lugar de las barreras que tan bien nos fabricamos para proteger nuestros sentimientos de la intemperie de las miradas ajenas. Pero ¿qué ocurre si esos sentimientos desaparecen? ¿qué pasa si se vacía el centro pero la estructura permanece? Te lo diré... bueno, te lo diría si me importara algo, te diría que lo que queda es lo que tenemos. Una casa que no es un hogar, una vida plana, un continente sin contenido. Un montón de atrezzo que sirve para mantener el tiempo sin duración. Y aquí estamos, te miro, me miras, pero siempre procuramos que no sea al mismo tiempo, no vayamos a coincidir, nos miremos a los ojos y todo salte por los aires.

Pompas de jabón
Mi cámara de fotos
Nuestro lugar especial

martes, 16 de marzo de 2010

Quiero


Quiero que te despiertes cada mañana con mi despertador. Que me anuncies que no vienes a comer a casa, o que sí, que estarás esperándome cuando llegue. Quiero que durmamos en la misma cama, en la de nuestra casa o en la de algún pequeño hotel de esa lejana playa a la que tengo tantas ganas de ir. Quiero poder invitar a nuestros amigos a tomar el aperitivo, y que veamos películas y discutamos acaloradamente sobre las cosas más triviales hasta la madrugada. Quiero compartir los armarios y las tareas domésticas. Quiero verte salir de la ducha. Quiero que me veas en pijama, que vayamos a la compra, que nos hagamos juntos un ovillo en el sofá mientras vemos un rato la tele.

Quiero decir, igual que dice la canción, que lo que nos llevará a nuestro destino no será el camino en sí, sino los pasos que vayamos dando nosotros. Pero hay páramos en este camino que crean la ilusión de que el paisaje no cambia. Vamos caminando, pero el paisaje es igual, uniforme hasta donde alcanza la vista. Y estoy cansada, muy cansada, por eso quiero llegar a casa cuanto antes...

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sábado, 13 de marzo de 2010

Juegos con palabras


Me miras acariciándome con los ojos
y yo callo y te miro.
Tú sabes mirar en mis ojos
y te hablo mirando los tuyos.

Nadie te ha mirado como yo.
Nadie me ha mirado como tú.


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jueves, 11 de marzo de 2010

Luciérnagas

Igual que una fábrica de armas ilegal, mi mente busca palabras que pronunciadas se transformarían en armas blancas de doble filo, pero que como me guardo se me clavan y me duelen, me despiertan por la noche y se me revuelven inquietas desordenando cualquier momento del día, igual que un gas tóxico envenenador de lágrimas.

Me gustaría tener una especie de piedra filosofal que, en lugar de transformar mercurio en oro, transformara esas palabras-cuchillo en palabras-luciérnaga que revolotearan inofensivas durante la noche sin alterar mi sueño. Quizá las encerraría en un frasco de cristal y dejaría que languidecieran hasta que su brillo se apagara por completo y desaparecieran como pompas de jabón, sin dejar rastro...

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cure for the itch

martes, 9 de marzo de 2010

El Club de las Fotografías Literarias II

Sentada en el porche de su pequeña casa de las afueras, miró hacia el jardín de su vecino. Pensó en todo el tiempo que había pasado desde que él le dijo definitivamente adiós, mientras la miraba con una expresión en los ojos que ella ya no supo interpretar. Hacía tiempo que se había perdido esa conexión tan especial entre ambos que conseguía que supieran al instante qué pensaba o sentía el otro sólo con un pequeño ademán, con una particular manera de sentarse, con una mirada.

Se tumbó en su lugar favorito del parque y lanzó sus pensamientos hacia el cielo. Solía hablar con su vecino de las estrellas. No es tan fácil encontrar con quién hacerlo, pero con él era sencillo. Recordó el tiempo en el que fue sencillo conversar con él de cualquier cosa.



Se fijó en las ramas del árbol que tenía justo encima, llenas de flores nuevas. Un leve soplo de viento le trajo su aroma. Y supo qué tenía que hacer. Se levantó, se sacudió las briznas de hierba y la tierra de los pantalones y el pelo y, con una sonrisa en la cara, empezó a caminar.

sentada en el porche
tumbada en la hierba
ramas con flores

lunes, 8 de marzo de 2010

When we dance (Sting)

If he loved you
Like I love you
I would walk away in shame
I'd move town
I'd change my name

When he watches you
When he counts to buy your soul
On your hand his golden rings
Like he owns a bird that sings

When we dance, angels will run and hide their wings

The priest has said my soul's salvation
Is in the balance of the angels
And underneath the wheels of passion
I keep the faith in my fashion
When we dance, angels will run and hide their wings

I'm still in love with you
[I'm gonna find a place to live
Give you all I've got to give]
When we dance, angels will run and hide their wings
When we dance, angels will run and hide their wings

If I could break down these walls
And shout my name at heaven's gate
I'd take these hands
And I'd destroy the dark machineries of fate
Cathedrals are broken
Heaven's no longer above
And hellfire's a promise away
I'd still be saying
I'm still in love

He won't love you
Like I love you
He won't care for you this way
He'll mistreat you if you stay

Come and live with me
We'll have children of our own
I would love you more than life
If you'll come and be my wife
When we dance, angels will run and hide their wings
When we dance, angels will run and hide their wings
When we dance, angels will run and hide their wings
When we dance, angels will run and hide their wings

I'm gonna love you more than life
If you will only be my wife
I'm gonna love you more than life
If you will only be my wife
I'm gonna love you night and day
I'm gonna try in every way

(I had a dream last night
I dreamt you were by my side
Walking with me baby
My heart was filled with pride
I had a dream last night)

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domingo, 7 de marzo de 2010

Reencuentro

Has dicho algo que se me ha quedado en la parte de atrás de la mente dando vueltas, y ahí sigue. Eso que no entiendes muy bien todavía, mi parte de la historia. El por qué yo también.

Tiene gracia; no había pensado mucho en ello, y ahora que lo has formulado en voz alta me vuelven a asaltar tus palabras, lo mismo que las olas rompen una y otra vez en la orilla. Algún día me gustaría conocer el secreto.

Y otra vez me ha vuelto a pasar. Me quedé callada con cosas que decirte en la punta de la lengua. Lo mismo de siempre. Quizá lo hice porque estaba segura de que en el instante en el que comenzara a hablar, también lloraría. Y no quería llorar, no en ese momento.

El día que consiga averiguar ese secreto de mí misma, te lo contaré. Si consigo encontrar las palabras que no me hagan daño, te las diré. Pero no será fácil. No lo será, pero lo conseguiré.

Porque hay palabras que son necesarias.

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viernes, 5 de marzo de 2010

Estoy contenta


Solo quería decir eso, que hoy estoy contenta. Y eso que esta semana no ha sido precisamente de las mejores... Pero hoy todo ha quedado atrás, una vez eliminadas las capas supérfluas de lo que es urgente, pero no demasiado importante. Así que durante la tarde ha aflorado mi verdadero estado de ánimo. Y es que estoy contenta.

Muy contenta.

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jueves, 4 de marzo de 2010

El Club de las Fotografías Literarias I

Podría hablar, por mera afinidad, de las flores rojas que están a punto de estallar en las ramas pardas del arbusto o de la solitaria flor azul que no consigue animar con su color la imagen donde habita. Pero no. Entiendo mucho mejor a la chica que cruza en bici el puente (dónde habré visto yo algo parecido...) en sentido opuesto al vuelo de los pájaros.


Lo mismo que me pasa a mí cuando, mientras miro y me muevo hacia adelante, mis pensamientos se vuelven de un color entre asombrado y nostálgico y vuelan hacia atrás, hacia un tiempo en el que también éramos tú y yo, hacia un tiempo en el que también nos escribíamos.












imagen 1 flores rojas que están a punto de estallar en el arbusto
imagen 2 solitaria flor azul que no anima con su color la imagen
imagen 3 chica en bici que cruza el puente y pájaros en sentido opuesto


 
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