miércoles, 10 de diciembre de 2014

Mi hijo pequeño

Déjame que te cuente una cosa: mi hijo mayor -tu hermano- murió hace más de dos años. Casi nadie diría que llegué a tener un hijo entonces, porque no llegó a nacer. Su corazón dejó de latir muy prontito, pobre... Solo quien ha pasado por algo así entiende lo profundo e incomprendido que es ese dolor. Esa ilusión que se desvanece en un segundo sin dejar ni rastro.

Mi hijo mediano también murió hace algo más de un año a las pocas semanas de existir. Y no es que lo sintiera menos, es que ya conocía la punzada de dolor que da ver una ecografía silenciosa. Incluso antes mi sangre ya presagiaba su final... Pero de alguna forma, la posibilidad de su pérdida era muy real. No hubo menos dolor, sino menos sorpresa.

Por eso, como el dolor de mi hijo mayor, con la ilusión expuesta, con la guardia bajada... todavía me estremezco cuando recuerdo aquel momento.



Y entonces apareciste tú. Te anunciaste con el Año Nuevo y nadie, ni siquiera yo, pensó que la historia tendría otro final diferente al de tus hermanos. Pero fíjate, fuiste superando prueba a prueba, ecografía a ecografía, y mes a mes te me agarraste a las entrañas mientras yo, incrédula, veía a mi cuerpo transformarse para acomodarte. Lo lograste contra todo pronóstico.

De ahí tu nombre de vencedor.


lunes, 7 de julio de 2014

Mar interior

Navego por las corrientes de esta otra ciudad en blanco y rojo que surge de la antigua durante unos pocos días, igual que una flor; eso sí, ahora con un poco más de cuidado, aunque tú aún no lo sepas. Seguramente te llegan los ruidos y la música, las voces, incluso algo de luz, todo atenuado por ese mar interior en el que nadas en silencio. Todavía no me termino de creer que estés ahí.

Pero es que todavía no eres nadie en concreto.

Me temo que tendré que esperar a que salgas del agua...


Imagen propia


viernes, 28 de febrero de 2014

Espera

The Lady (ella es coqueta)
No quiero que me entiendas mal. Sencillamente, es que no consigo hacerte sitio. Quizá es que todavía no estoy segura de que vayas a quedarte y por eso aún no quiero a mover nada. O es que cada cosa ya tenía su lugar, y todo va a desbaratarse de nuevo. Ahora que por fin ya estábamos descansando.

Tampoco te conozco. Y eso no me ayuda.

No sé dónde colocarte.

O peor aún, no quiero que salgas de ese lugar sin espacio que ocupas. No quiero que tomes forma en mi mente, porque entonces tendré que hacerte sitio, y no sé por dónde empezar.


jueves, 9 de enero de 2014

Perdona que no me levante

Has vuelto a llamar a la puerta, y no puedo cerrártela, pero no quiero pensar que esta sea la vez que vayas a quedarte. Esperaré a que te decidas y aceptaré lo que ocurra, pero no me pidas más.

No puedo darte más.

Y aunque me dé pena, veo algunas cicatrices en mi corazón y todavía recuerdo su dolor. No voy a ofrecerte tejido sano. Tú no tienes la culpa, pero ya no siento la alegría que me producían esos diminutos golpecitos en la puerta cuando los oí en el pasado.

Entiéndelo, tengo que defenderme. Tenemos que defendernos...


  lover's

viernes, 3 de enero de 2014

Ángel

Como siempre, Ángel pone palabras a mi interior. 
Feliz año 2014. 



Mouvaux public park refracted on crystal ball
Pero el futuro es diferente
al porvenir que se adivina lejos,
terreno mágico, dilatada esfera
que el largo brazo del deseo roza,
bola brillante que los ojos sueñan,
compartida estancia
de la esperanza y de la decepción, oscura
patria


de la ilusión y el llanto
que los astros predicen
y el corazón espera
y siempre, siempre, siempre está distante.

Pero el futuro es otra cosa, pienso:
tiempo de verbo en marcha, acción, combate,
movimiento buscado hacia la vida,
quilla de barco que golpea el agua
y se esfuerza en abrir entre las olas
la brecha exacta que el timón ordena.

En esa línea estoy, en esa honda
trayectoria de lucha y agonía,
contenido en el túnel o trinchera
que con mis manos abro, cierro, o dejo,
obedeciendo al corazón, que manda,
empuja, determina, exige, busca.

¡Futuro mío...! Corazón lejano
que lo dictaste ayer:
no te avergüences.
Hoy es el resultado de tu sangre,
dolor que reconozco, luz que admito,
sufrimiento que asumo,
amor que intento.

Pero nada es aún definitivo.
Mañana he decidido ir adelante,
y avanzaré,
mañana me dispongo a estar contento,
mañana te amaré, mañana
y tarde,
mañana no será lo que Dios quiera.
Mañana gris, o luminosa, o fría,
que unas manos modelan en el viento,
que unos puños dibujan en el aire.



"El Futuro" de Ángel González
 
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